Ya pasó medio añito

Mira que es rarita mamá. Ahora se le ha ocurrido darme fruta, ¿para que querré yo eso?

¿Y sabéis eso que os dije que me salió en la boca? Pues ahora ya tengo 2 más. ¿Cuántos más me saldrán?

Además, este mes me han trasladado de cuarto. Menos mal que sigo estando muy cerquita de mis papis, están aquí al lado. Cuando los necesito no tengo más que protestar y vienen corriendo. Esto me viene muy bien cuando me quiero reír un poquito de ellos, ¡ponen unas caras! “¿Qué le estará pasando a mi niño?”, parece que piensa mamá. Jeje, lo que no saben es que no me pasa nada, solo quiero que estén conmigo. Y es que a ratitos me siento un poco solito en mi habitación, es tan grande... Aunque hay un cacharro que hace luces, un ratón que se llama Mickey que es muy gracioso, un perrito con manchas en la puerta, y una cuerda que cuando tiro de ella, suena. ¡Me río un montón!

Ahh, ¡otra cosa! He descubierto cómo se hace para mantenerse sentado. Es todo un logro, ¡eh! Ahora veo mucho mejor las cosas, porque eso de estar casi siempre tumbado no da para mucho. Ciertamente, estoy aprendiendo muchas cosas nuevas. Sin ir más lejos, el otro día se me ocurrió decir “papa” y mi yaya no para de repetírmelo, parece que le ha hecho mucha gracia y quiere que lo diga todo el rato. ¿Que será esa palabra? Yo la digo porque me gusta oírme mi voz, es divertido esto de hablar. ¡Pero digo tantas cosas y nadie me entiende!

Y es que mi vida es como una película. Por eso, lo mejor que puedo hacer es comerme un buen bol de palomitas...

¡Y que alguien me coja, que yo me tiroooooo!